Por alguna razón nos distanciamos, ninguno entiende muy bien por qué, y tratando de arreglarlo prometemos esa típica llamada, que quizá nunca llegue. Llegamos a ese punto en el que parecemos extraños, parece mentira que fuésemos nosotros los que hablábamos cada día, y entre los que no había secretos. Pero ese extraño sigue ocupando gran parte de tu corazón, y sabes, que habrá pocas personas que te hagan sentir igual. Cada noche, te acuestas pensando como serían las cosas si nada hubiese cambiado, y decides leer aquello o escuchar esa cancion con lo que le relacionabas. Ellos hacen que te invada la nostalgia, y, puede que también, un pequeño sentimiento de culpa, por no haber hecho todo lo posible, por poner fin a ese distanciamiento. A veces sientes tanta desesperación que después de culparte a ti mismo culpas al otro, y es que te encuentras diferente, es como si hubieran separado de ti una parte de tu ser, de tu vida... eres pura debilidad si no esta contigo, sientes tanta impotencia que harías lo que fuera por volver sobre tus pasos para cambiar las cosas, o simplemente para volver a vivir los buenos momentos que teníais, pero te das cuenta de que aquello no se puede cambiar, porque el momento pasado, pasado está y no hay vuelta atrás.
Cada día recuerdo con añoranza esa época. Supongo que no era algo lógico, simplemente humano. La forma en la que pasaba el tiempo cuando estabas conmigo. No hablo de momentos, ni risas ni nada de eso, porque cuando tú estabas, el tiempo se detenía. Conseguías que sacase lo mejor de mi, que dejase de ser esa persona arisca y egoísta, y que, por un casual, demostrase algo de debilidad, eso que se podría considerar afecto. Contigo estaba dispuesta a dar, sin recibir nada a cambio, a apoyarte cuando estabas mal, sabiendo que tú harías lo mismo, y a darte mi sonrisa cuando hubieras perdido la tuya. Sentir que podía confiar en ti y tu en mi era algo que me llenaba, sentía que estabas ahí aunque no fuera físicamente y a veces así sin más solo tus palabras eran capaces de reconfortarme haciendo desaparecer las razones de cualquier melancolía.
Puede que con el tiempo entienda como llegamos a esa situación, por qué dejamos todo a un lado y retrocedimos hasta parecer desconocernos, pero ahora solo queda que por un casual nuestros caminos se reencuentren en un futuro, y revivamos felizmente cada palabra volviendo a compartir nuestras sonrisas como antes.
Sofía Atienza y Ana Rubio.
martes, 27 de septiembre de 2011
lunes, 19 de septiembre de 2011
Tú,
¿Qué es? ¿Qué es lo que me hechiza? No solo es tu piel y todo ese exterior que la rodea, sino esos momentos en los que te acaricio y te erizas como si solo con una caricia pudiera cambiar de estación volviendo al invierno. No solo es tu piel, es lo que hay bajo ella, esas pequeñas sonrisas del día a día, incluso los pequeños desacuerdos y las pequeñas manías. Son pequeñas pero grandes cosas que me pierden en un mundo paralelo cuando pienso en todo ello.
Por eso, he creado dependencia de cada parte de tu cuerpo de la que jamás me veré independiente. Porque cada beso, se convierte en una nueva droga para mi. Tu mirada, esa que no rehuye la mía, me hipnotiza hasta que cierras los ojos permanentemente. Tus manos, tus brazos, tu pelo, tu vientre, tu todo... me encierra y me retiene en plena locura.
Y yo te pido que me perdones si llega el día en el que te tenga que olvidar, porque aunque me lo pidieses tú, no podría hacerlo.
Por eso, he creado dependencia de cada parte de tu cuerpo de la que jamás me veré independiente. Porque cada beso, se convierte en una nueva droga para mi. Tu mirada, esa que no rehuye la mía, me hipnotiza hasta que cierras los ojos permanentemente. Tus manos, tus brazos, tu pelo, tu vientre, tu todo... me encierra y me retiene en plena locura.
Y yo te pido que me perdones si llega el día en el que te tenga que olvidar, porque aunque me lo pidieses tú, no podría hacerlo.
viernes, 9 de septiembre de 2011
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Una tras otra, pronto se abandonan las ganas de volver a levantarse tras las caidas. Cuando tienes un saco de errores cargado a la espalda es dificil poder levantar la mirada para saber si todo va bien.
Antes nunca tuviste tiempo de darte cuenta y ahora parece que el mundo es una piedra que se te viene encima. Coleccionas todos y cada uno de los fallos sintiendote culpable incluso de los problemas ajenos. Sientes que vives en una cierta soledad junto a la incomprensión y los remordimientos. "Después de la tormenta siempre llega la calma" y tú a pesar de todo aún esperas tu propio perdón, ese que consiga que la tormenta se pase del todo.
Antes nunca tuviste tiempo de darte cuenta y ahora parece que el mundo es una piedra que se te viene encima. Coleccionas todos y cada uno de los fallos sintiendote culpable incluso de los problemas ajenos. Sientes que vives en una cierta soledad junto a la incomprensión y los remordimientos. "Después de la tormenta siempre llega la calma" y tú a pesar de todo aún esperas tu propio perdón, ese que consiga que la tormenta se pase del todo.
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